viernes, 28 de noviembre de 2014

¿Quién soy?

 Con una lavadora por cogote permanentemente en el programa de centrifugado de ideas. La sonrisa grapada de oreja a oreja menos cuando me la despeinan. En los ojos: ilusión, fuerza, coraje…

Ansias de volar siempre en mi cabeza, situada a tres años luz de la tierra. De aquí y de ningún sitio, viajera. Ansiosa de conocer nuevos lugares, nuevas gentes, nuevas culturas… ansias de aprender.

Amiga de mis amigos, escucha profesional. Adicta a hacer enseñar los dientes a todo el que me rodea, a no dejar que nadie dibuje en su rostro una sonrisa del revés.

Capaz de aprovechar cada segundo como si fuera el último, de degustar cada segundo de la vida por si dejan de servirla. Soñadora, risueña… creadora de grandes sueños inverosímiles incluso cuando estoy despierta.

Experta en deshacer sopas de letras y crear marañas de palabras todavía más rocambolescas. Devoradora profesional de libros y esculpidora de textos en prácticas. Amante de las letras y futura trabajadora de ellas.

Una persona difícil de conocer y fácil de querer.  Capaz de escoger lo bueno de cada persona y quedarse sólo con esas piezas del puzzle, con todas ellas ir tejiendo la historia de mi vida. Una vida corta e intensa, en la que el reloj de arena aún no deja de latir…

¿Quién soy? Soy yo, Vanessa. Alguien difícil de explicar pero fácil de imaginar con letras. Un caos de persona con una vida anárquica y surrealista, aunque con puñaditos de realismo y una pizca de azúcar.


martes, 18 de noviembre de 2014

Fuerza, valor y lagrimas

Sentir que la vida se escapa entre la comisura de los labios, que cada aliento es el último, que las fuerzas se están agotando… De golpe, las ansias de luchar invaden tu cuerpo, una fuerza inhumana que no quiere que tu vida deje de latir tan rápido. De pronto la vida cambia. A pesar de las dificultades decides levantarte de la cama, salir de casa y dejar que el sol te despeine las ideas, te seque las lagrimas. Tú decides quien gana y no es cuestión de perder esta partida.  Debes luchar con todas tus fuerzas y disfrutar cada guiño de ojos que te da la vida. Hacer que tu vida no se limite a sentir miedo a perder las alas, si no, emprender el vuelo cada mañana.